No dejes que se apague

Esta pintura es una invitación al público a revisar su conexión con el ser propio, a sobreponerse a la distracción del mundo para poder conectar con uno mismo.

Es un autorretrato que presenta elementos representativos propios de la autora, como el zorro, representando la personalidad, en una búsqueda de identificar las facetas de esta, y así, poder moverse en un ritmo que le permita a uno desarrollarlas y trabajar conscientemente en y con estas.

La composición luminosa lleva la vista del observador hacia el centro, al punto de mayor concentración de luz.

La lámpara representa la  «chispa» con la cual llegamos al mundo y que frecuentemente se pierde al crecer.

El fondo oscuro que rodea, lleva a pensar en las adversidades de las que todos nos veremos rodeados durante la vida.

Adicionalmente, esta obra es un estudio de la figura humana y es resultado de un trabajo de observación de luces, sombras y su efecto en las formas y colores.

Óleo sobre lienzo, 70 x 90 cm.

El propósito de esta obra es hacer una apelación al observador a hacer el trabajo individual de autoconocimiento para así vivir activamente con una conciencia propia. La autora considera este, la falta de autoconocimiento, un problema el cual es un eje que ha marcado el comportamiento de la sociedad actual, propiciando al movimiento en masas, impulsado por los medios de comunicación y resultando en problemas como la intolerancia. La obra también plantea una invitación al público a mantener encendida esa curiosidad de seguir aprendiendo, formando una opinión propia, conociendo el entorno que nos rodea y conociéndose a uno mismo.